lunes, 19 de julio de 2010

El Club Bilderberg y la Guerra de Malvinas




El Club Bilderberg tiene ya el poder y la influencia necesarios
para imponer su política en cualquier nación del planeta, Es decir,
controla al presidente de los Estados Unidos, al primer ministro de
Canadá, a los principales medios de comunicación del mundo libre, a
los políticos, financieros y periodistas más importantes, a los bancos
centrales de los principales países, a la Reserva Federal de los
Estados Unidos y su suministro de dinero, al FMI, al Banco Mundial
y a las Naciones Unidas y destruyen a cualquiera, grande o pequeño,
que se oponga a sus planes de construir un Nuevo Orden Mundial,
como demostraré con numerosos ejemplos que ponen la piel de
gallina. Jan Ronson escribió un libro titulado Adventures with
Extremists (Picador, 2001), en el que describe cómo durante la guerra
de las Malvinas el gobierno británico pidió que se aplicaran
sanciones internacionales contra Argentina, pero se encontró «con
una dura oposición. En un encuentro Bilderberg en Sandefiord,
Noruega, David Owen, miembro del Parlamento británico, pronunció
un encendido discurso a favor de las mismas. Ese discurso torció
muchas voluntades. Estoy seguro de que muchos ministros de
Asuntos Exteriores volvieron a sus países para transmitir el mensaje
de Owen. Por supuesto, las sanciones llegaron». La hermosa historia
de la cooperación internacional entre países es simplemente una
falsedad. La realidad es mucho más macabra, con muchos muertos
«desparramados en el camino de los universalistas».
La guerra de las Malvinas, un conflicto totalmente manufacturado
entre una «nación agresora», la dictadura de Argentina, y un país
«amante de la libertad», Gran Bretaña, dio al Nuevo Orden Mundial
la oportunidad de mostrar su impresionante arsenal y así advertir a
cualquier nación de las consecuencias de no someterse totalmente.
«El sometimiento del Gobierno argentino, seguido del caos
económico y político de la nación, estuvo planeado por Kissinger
Associates, en asociación con lord Carrington», según confirman
mis propias fuentes de investigación, en este caso uno de los
principales agentes del MI6 convertido ahora en un cruzado anti
Nuevo Orden Mundial.




La operación argentina fue diseñada por el Instituto Aspen de
Colorado que, a su vez, está controlado por los Rockefeller. Si la
caída del sha de Irán tuvo que ver con el comercio de drogas, en la
guerra de las Malvinas el asunto tenía que ver con la energía nuclear
y el necesario objetivo de los bilderbergs de conseguir el crecimiento
cero. El objetivo del Club es desindustrializar al mundo mediante la
supresión del desarrollo científico, empezando por Estados Unidos.
Por eso, no le convienen los experimentos sobre fusión como posible
fuente de energía nuclear. Como dice otra vez John Coleman en
Committee of 300, «el desarrollo de una fuente de energía como la
fusión nuclear no interesa, ya que echaría por la borda el argumento
de los "recursos naturales limitados". Esta fuente de energía,
debidamente empleada, podría crear recursos naturales ilimitados a
partir de sustancias ordinarias. El beneficio para la humanidad rebasa
la comprensión del público».
¿Por qué los seudodefensores del medio ambiente financiados por
las multinacionales odian tanto la energía nuclear? Porque las
centrales de energía nuclear podrían producir electricidad abundante y
barata, «lo cual es clave para sacar a los países del Tercer Mundo de
la pobreza». Coleman explica que «los países del Tercer Mundo
se independizarían gradualmente de Estados Unidos, ya que no
necesitarían ayuda externa. Esto les permitiría afirmar su soberanía».
Menor ayuda externa significa menor control externo de los recursos
naturales de un país y mayor independencia de su pueblo. La idea de
que los países se manejen por sí mismos simplemente les revuelve el
estómago a todos los miembros del Club y a sus adláteres.
Los bilderbergs vieron que sus planes de crecimiento cero
posindustrial se iban a pique y decidieron «dar una lección ejemplar a
Argentina y los demás países latinoamericanos. Debían olvidarse de
cualquier idea de nacionalismo, independencia e integridad
soberana». La elección de Argentina no fue casual. Se trata del país
más rico de Sudamérica y proporcionaba tecnología nuclear a
México, lo cual disgustaba a los miembros del Club. La guerra de las
Malvinas acabó con esa colaboración. Sin duda, es mucho mejor
tener a México como fuente de mano de obra barata que como un
interlocutor comercial al mismo nivel.






No hay comentarios:

Publicar un comentario